Las vacunas no financiadas del adolescente

A nadie se le olvida que durante los primeros meses de vida el bebé precisará vacunas casi cada mes. Salvo despistes o los típicos virus inoportunos que nos obligan a retrasar las citas, las vacunas se suelen administrar en el momento indicado. Pero los adolescentes también precisan vacunas y aquí ya es más difícil estar al día.
La adolescencia es una etapa tan caótica que es muy probable que el tema de las vacunas se nos despiste. Ya no estamos tan pendientes de estas cosas y los calendarios que tenemos en casa se parecen muy poco a los recomendados, tantos años después.
El calendario unificado del Ministerio de Sanidad para 2019 contempla 4 vacunas financiadas para adolescentes: 1 dosis de refuerzo de meningococo C, vacuna de la varicela (si no ha pasado la enfermedad y no está previamente vacunado con 2 dosis), vacuna del papiloma (VPH) para las niñas y refuerzo de tétanos.


El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda ampliar estas coberturas para incluir la vacuna contra el meningococo B, sustituir la del meningococo C por la que incluye los tipos ACWY y vacunar también a los varones contra el papiloma. Algunas comunidades autónomas ya han implementado estos cambios, aunque en la mayoría todavía no están incluidas en el calendario financiado.

¿Por qué son tan importantes las vacunas contra la meningitis?

La mayor parte de los casos de meningitis se dan en bebés menores de 1 año, luego en los niños entre 1 y 4 años, el 3º grupo de riesgo es durante la adolescencia y por último en ancianos.
Entre el 5 y el 10 % de la población puede ser portador asintomático de la bacteria. 1 de cada 10 personas sanas lleva al meningococo en su garganta sin enfermar, sin tener ningún síntomas. El portador sano lo transmite en las pequeñas gotitas que expulsamos al respirar con el riesgo de que la otra persona se convierta también en portador, o lo que es peor, enferme. El problema de la adolescencia es que la proporción de portadores sube hasta  1 de cada 4 jóvenes, Incluso 1 de cada 2 si viven en comunidades cerradas como colegios internos o campamentos. La adolescencia es un período de riesgo porque los jóvenes tienen más tendencia a realizar actividades grupales, fumar o besarse. Si hay más portadores el riesgo de contraer la enfermedad también aumenta y se convierten en la fuente principal de contagio para el otros grupos de riesgo: los bebés y los ancianos.

El meningococo B sigue siendo la causa de meningitis bacteriana más frecuente en Europa. En España supone casi el 60% de los casos. Para los adolescentes disponemos de 2 vacunas contra el meningococo B.

  • Bexsero® : se administran 2 dosis separadas 1 mes.
  • Trumenba ® : son necesarias 2 dosis separadas 6 meses.

El meningococo C prácticamente no se ve desde que se incorporó la vacunación al calendario sistemático, pero los meningococos W e Y están aumentando rápidamente en los últimos años.(lo conté hace poco aquí)
En España se han ido multiplicando los casos en los últimos 3 años, registrándose en la última temporada 83 meningitis causadas por alguno de estos 2 tipos, que además se comportan de forma agresiva y rápida, lo que justifica el cambio propuesto en la pauta vacunal, como ya han hecho 9 países europeos.

La vacuna del papiloma ¿no era para el cáncer de cuello de útero? ¿Por qué también a los varones?

  • Porque en varones también produce otros tipos de cáncer. Aunque el número total de casos de cáncer de cuello de útero es superior, los casos de cáncer en varones tampoco son nada desdeñables.
  • Las verrugas genitales, contra las que también protege una de las vacunas disponibles se producen también en varones con la misma frecuencia que en mujeres.
  • Los tipos de cáncer en varones no cuentan con un programa de detección precoz, como sí sucede con el cáncer de cuello.
  • Si se vacuna a los varones se favorece la inmunidad de grupo y la erradicación del virus. Este efecto ya se está viendo en Australia, donde se vacuna a toda la población desde hace unos años.

Si tienes un hijo adolescente entre 12 y 14 años recuerda consultar con su pediatra sobre su estado vacunal para ponerlo al día. Pero si es más mayor y le falta alguna de estas vacunas nunca es tarde para vacunarse y quedar bien protegido.

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